Esta imagen de Henri Matisse llama nuestra atención debido al contraste de los colores, pero analizando un poco la figura femenina del cuadro observamos una mujer, damos por hecho que es una mujer debido al vientre abultado y los senos dibujados, y los aretes que cuelgan de sus orejas. Su rostro pensativo no nos dice si sufre, ríe; simplemente contempla el espacio. La figura humana aquí dibujada no es realista, no se apega a los cánones de belleza grecorromana, no es para nada una fiel copia anatómica del ser humano. El cuadro, además, está decorado con una alfombra, un tapiz floral en las paredes, una planta, entre otras cosas.
El Cubismo fue un movimiento artístico desarrollado entre 1907 y 1914, nacido en Francia. Trata las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas, representando todas las partes de un objeto en un mismo plano. Es considerada la primera vanguardia ya que rompe con el último estatuto renacentista vigente a principios del siglo XX, la perspectiva. A través de la obra cubista se ve cómo implica la figura femenina dentro del diálogo del deseo. Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso elimina todo lo sublime de la tradición rompiendo con el Realismo, los cánones de profundidad espacial y el ideal existente hasta entonces del cuerpo femenino, reducida toda la obra a un conjunto de planos angulares sin fondo ni perspectiva espacial, en el que las formas están marcadas por líneas claro-oscuras; además, muestra influencias africanas. Como se observa a simple vista, la anatomía femenina dista de ser natural o posible; aún así, se observan siluetas delgadas (caderas anchas, cintura pequeña), presencia de los senos y en algunas figuras el pubis. Nuevamente, más que rendir culto a la fecundidad de la mujer, se explota su sexualidad, su deseo y placer (su salvajismo haciendo alusión a las máscaras africanas); deseos poco femeninos.
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