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miércoles, 31 de octubre de 2007

Expresionismo

El Expresionismo es un movimiento artístico surgido en Alemania a principios del siglo XX, en concordancia con el fauvismo francés. En su rechazo radical de la figura humana elevada e idealista del siglo XIX, los expresionistas pintan lo feo, lo vulgar y los tabúes al igual que la belleza original de lo natural, ilustrando mediante los contrastes, el horizonte negativo de las experiencias de la vida y el orden equivocado de valores que dan los prejuicios reinantes. Esta imagen de Edvard Munch es una representación poco convencional de la Virgen María; ya que muestra una mujer desnuda, joven, algo erotizada y sensual (obsérvese la posición de sus brazos y el giro de su torso). Se habla de la Virgen María ya que posee la seguridad en ella misma y la calma típica de las madonas; además, su cuerpo está rodeado por luz (el objeto sobre su cabeza parece una aureola), sus ojos modestos parecen estar recibiendo algo desde arriba, situación común en la Anunciación de la Virgen. El punto de este cuadro es el contenido que maneja, lejos de querer ser una obra religiosa, es una propuesta diferente sobre un tema de la antigüedad.


La reacción defensiva contra la mujer y los valores de género a ella asociados sirvió de caldo de cultivo para la aparición de un conjunto de imágenes y representaciones violentas. La experiencia misma del campo de batalla generó todo tipo de traumas en muchos artístas. La exaltación inicial iba acompañada a menudo de un rechazo a lo femenino, considerado falto de energía y blando. A la hora de representar a la mujer, ésta aparecía encarnada en el cuerpo sugerente, viscoso y repugnante a la vez, de una furcia.


La representación de mujers fuertes se había centrado en las féminas castradoras de forma muy frecuente en el arte y la literatura; la proliferación de imágenes de personajes bíblicos y procedentes de la mitología clásica o de anónimas femmes fatales ninfómanas empedernidas o esperpentos diabólicos, era una estrategia de autodefensa ante la sexualidad y la pujanza femeninas presentadas injustamente como homicidas.

A groso modo, la mujer pasaba de ser madre y ama de casa a puta y asesina.

Fauvismo y Cubismo

Las primeras corrientes artísticas del arte contemporáneo son el Fauvismo, el Expresionismo y el Cubismo. Todos surgieron en Europa a partir de la primera década del siglo XX, sin embargo se diferencian en su forma de abordar los problemas compositivos y de contenido dentro del cuadro. Es decir, el Fauvismo tiene una predominancia del color, mientras que el Expresionismo se preocupa pro el contenido del cuadro y el Cubismo por la representación espacial. El fauve es el pintor de lo espontáneo, que se explicita mediante el color; se suele utilizar una técnica rápida, que remite más aún a la creatividad y emotividad del artista. No hay preocupación por el detalle; el acabado y la técnica pasan a un segundo plano. En iconografía y temas no aportan nada nuevo: escenas cotidianas de género, la figura humana y el retrato. Pero siempre aludiendo a la felicidad, a la plenitud del ser humano.


Esta imagen de Henri Matisse llama nuestra atención debido al contraste de los colores, pero analizando un poco la figura femenina del cuadro observamos una mujer, damos por hecho que es una mujer debido al vientre abultado y los senos dibujados, y los aretes que cuelgan de sus orejas. Su rostro pensativo no nos dice si sufre, ríe; simplemente contempla el espacio. La figura humana aquí dibujada no es realista, no se apega a los cánones de belleza grecorromana, no es para nada una fiel copia anatómica del ser humano. El cuadro, además, está decorado con una alfombra, un tapiz floral en las paredes, una planta, entre otras cosas.

El Cubismo fue un movimiento artístico desarrollado entre 1907 y 1914, nacido en Francia. Trata las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas, representando todas las partes de un objeto en un mismo plano. Es considerada la primera vanguardia ya que rompe con el último estatuto renacentista vigente a principios del siglo XX, la perspectiva. A través de la obra cubista se ve cómo implica la figura femenina dentro del diálogo del deseo. Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso elimina todo lo sublime de la tradición rompiendo con el Realismo, los cánones de profundidad espacial y el ideal existente hasta entonces del cuerpo femenino, reducida toda la obra a un conjunto de planos angulares sin fondo ni perspectiva espacial, en el que las formas están marcadas por líneas claro-oscuras; además, muestra influencias africanas. Como se observa a simple vista, la anatomía femenina dista de ser natural o posible; aún así, se observan siluetas delgadas (caderas anchas, cintura pequeña), presencia de los senos y en algunas figuras el pubis. Nuevamente, más que rendir culto a la fecundidad de la mujer, se explota su sexualidad, su deseo y placer (su salvajismo haciendo alusión a las máscaras africanas); deseos poco femeninos.

Arts and Crafts, Art Nouveau

Las mujeres están acostumbradas a autoanalizarse al menos desde los años sesenta, con la aparición del feminismo, el cual se vio disminuido tras la II Guerra Mundial, cuando el imperio del hombre guerrero eclipsó las necesidades del otro sexo y la aspiración a la emancipación de la mujer. El estallido de la I Guerra Mundial tuvo enormes consecuencias en las relaciones entre los sexos. Alejados los varones en el frente de batalla, algunas mujeres ocuparon puestos de trabajo que quedaron vacantes. Este contacto con el ámbito laboral les permitió saborear las mieles de la independencia económica. Además, estas mujeres lograron hacerse visibles en el espacio público, exigiendo igualdad de derechos; por lo que fueron percibidas por muchos hombres como una amenaza al poder social y económico que éstos habían capitaneado.

Alfons Mucha, artista perteneciente al Art Nouveau nos muestra esta obra con influencias neoclásicas, relieves celtas y medievales, flores exuberantes; donde el principal personaje es una mujer joven, hermosa y saludable. Su silueta es delgada, sin formas exageradas y se esconde detrás de ese vestido artesanal, es decir, que retoma la vestimenta renacentista y se inspira en la sinuosidad de la naturaleza (característica de este movimiento). El Art Nouveau es un periodo artístico de finales del siglo XIX y principios del siglo XX; se desarrolla principalmente en la decoración, la arquitectura, y algo de pintura. En cambio, el movimiento Arts and Crafs, anterior al Art Nouveau, es un periodo principalmente de objetos destinados a la decoración, con la intención de promover las artesanías de calidad.


Cómo es posible que en una época de cambios sociales para los géneros humanos un autor nos muestre una mujer asustada, atrapada y con todas las características del feminismo antiguo; mismas que iban en contra de todo lo que el feminismo intentaba lograr.

Emmeline Pankhurst siendo arrestada

El beso de Klimt es un cuadro que refleja el abrazo amoroso; la doncella parece una muñeca, un ser sin vida, es un abrazo en el que el principio masculino y femenino se funden, pero dicha fusión entraña la destrucción del otro. Es un abrazo desesperado en el que se manifiesta lo inamovible, la falta de esperanza ante la pérdida de una relación amorosa. Antes que amantes, más bien parecen un par de mantis religiosas cada una intentando devorar a la otra. Recordemos que la mujer pasiva o cautiva era, en el proceso de ser reemplazada en el arte europeo por su arquetipo rival; la mujer dominante, la mujer que todo lo devora y que el sadismo del romanticismo se convierte aquí en masoquismo. El tema de la pareja a menudo es usado por los artistas expresionistas, ya hemos visto como el sexo puede ser considerado como algo análogo al arte; una primitiva efusión de energía.

Impresionismo, Neo y Post

El movimiento plástico Impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa; se caracteriza por el intento de plasmar la luz (la impresión visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Los artistas impresionistas tienden a usar con creciente frecuencia colores puros y sin mezcla, y a prescindir de negros, pardos y tonos terrosos. Aprendieron también a manejar la pintura más libre y sueltamente, sin tratar de ocultar sus pinceladas fragmentadas y la luz se fue convirtiendo en el gran factor unificador de la figura y el paisaje. Dentro de este movimiento, un cuerpo de carne y hueso no es más que un paisaje natural, un momento de luz y color. Dentro de este movimiento se dan los desnudos femeninos gratis: Olympia, Desayuno Campestre; suscitaron grandes escándalos entre la sociedad. Así mismo, comienza a verse la participación femenina dentro de las artes (sobre todo el ballet y la opera).

Edgar Degas suele representar a la mujer en sus actitudes más bizarras y complicadas; buscando escorzos y perspectivas complicadas (especialmente en las bailarinas de ballet). Sin embargo pinta otros temas como las modistas o las planchadoras, que le sirven para reproducir escenas de interior con una complicaciones perspectivas y lumínicas. Entonces, Degas busca las perspectivas más audaces, los puntos de vista más oblicuos (ángulos laterales, la orquesta, los palcos), huye de la frontalidad; busca los efectos lumínicos más innovadores, jugando con las luces de candelabros, provocando deslumbramientos, claroscuros y proximidad a planos inmediatos, que la luz natural nunca hubiera suscitado. Los personajes parecen flotar en una atmósfera de magia casi ensoñada. En los desnudos femeninos, Degas pinta mujeres en la intimidad de su “toilette”, bañándose, peinándose, enjugando el cuerpo y cabello, descansándose o preparándose para vestirse. Principalmente pintadas en pastel, muestra los más leves matices de luz, los sombreados más luminosos con rosas y azules que forman las más delicadas armonías cromáticas. El cuerpo de la mujer es delgado, se observa su anatomía en las caderas y se sabe que es una figura femenina por su cabello recogido.

La imagen de la mujer en el siglo XIX y su representación son un tanto contradictorias con la realidad. Si bien durante parte de esta época, España está gobernada por mujeres, esto no se refleja en cambios en la vida cotidiana, ni tampoco en su integración en la vida, pública, salvo casos aislados. Las publicaciones de la época sirven como pretexto para jugar con los prototipos femeninos de moda. La moda se convierte en dogma y las mujeres son incitadas continuamente a preocuparse de su apariencia física. En este sentido se publica en 1840 el Manual para las señoras, de madame Cernalt, y en 1846 se publica, en La Elegancia, el resumen de una obra francesa, Reflexiones sobre la coquetería, traducido por Micaela Silva. El costumbrismo tradicional y etnográfico tiene un gran desarrollo durante el siglo XIX. La razón de su aparición se encuentra en los cambios sociales burgueses, en los que se produce un deseo de revivificación de un pasado tradicional.

Los artístas neoimpresionistas utilizaron la figura femenina para superar la pérdida de forma y volumen al que estaban abocados los impresionistas
, más preocupados por la luz y la atmósfera. Paul Cezanne en Mujer desnuda en un sofá, pinta una mujer que goza de total volumetría, resaltando su delicado cuerpo tendido sobre un diván, recibiendo un potente foco de luz que crea arbitrarias sombras. Esta referencia al volumen se ve aumentada por la presencia de las frutas en la zona izquierda de la composición, utilizando el color como vehículo para alcanzar la forma, tanto en la figura femenina como en las peras. No en vano, el propio artista afirmaba que "la forma alcanza sólo su plenitud cuando el color posee su mayor riqueza".

Suele decirse que el Postimpresionismo no es propiamente un estilo artístico con unos rasgos técnicos más o menos definidos y fácilmente identificables. Se trata más bien de un término un tanto impreciso que sirve para designar a un grupo de artistas que lo único que comparten es una relación un tanto ambigua con el Impresionismo. Como cronista de la vida nocturna de París, Toulouse-Lautrec no pasa por alto la homosexualidad femenina tan habitual entre las prostitutas y las mujeres del espectáculo. El cuadro Las dos amigas ilustra dos modelos ahora más jóvenes y delgadas; la muchacha de segundo término lleva una camisa de aspecto masculino mientras que la de primer plano lleva el vestido rojo bajado, apreciándose sus medias negras. Lautrec capta perfectamente la intimidad de sus figuras, empleando para ello un perfecto dibujo con unas líneas muy marcadas y un colorido vivo y alegre, aplicado con rapidez. Podríamos hablar de influencias de grabados eróticos japoneses y de cierta relación con la pintura de Degas.

A partir de esta época, o tal vez unas décadas atrás, el cuerpo femenino no es representado para rendir culto a la fecundidad, propia de su sexo, si no como objeto de placer o decoración del momento retratado. Existen muchos cambios dentro de la vida femenina con el surgimiento/avance del feminismo (decisiones sobre su cuerpo, su maternidad, su educación), su incorporación en otras actividades de la vida cotidiana (cambio de roles), tales como integración al deporte, por mencionar un ejemplo. Algunas de las razones que habían excluido a la mujer de la práctica deportiva fueron la consideración del deporte como actividad pública; la falsa definición que la sociedad había configurado sobre el cuerpo femenino y sus funciones: se consideraba el deporte como obstáculo para la fecundidad, una llamada pecaminosa al sexo por lo corto de los vestidos y el resalto de las formas, una práctica que apartaba a la mujer de su papel esencial de dueña del hogar.

Realismo

El Realismo como movimiento artístico surgió a mediados del siglo XIX bajo la influencia del positivismo científico. El realismo pictórico alcanzó su máximo esplendor en Francia; se caracteriza por que los artistas dejaron a un lado los temas sobrenaturales y mágicos y se centraron en temas más ordinarios (la vida cotidiana). Los cambios fundamentales que hacen que se pase del Romanticismo al Realismo son: la definitiva implantación de la burguesía que prefiere saborear los placeres de la vida; la conciencia en los artistas de los terribles problemas sociales de la industrialización (trabajo para niños y mujeres, jornadas laborales interminables, condiciones insalubres, inhumanas); desencanto con los estímulos revolucionarios que llevan al artista a olvidarse del tema político y a centrarse en el tema social. El objetivo del movimiento era conseguir representar el mundo del momento de una manera verídica, objetiva e imparcial; por lo tanto, no puede idealizar. La única belleza válida es la que suministra la realidad, y el artista lo que debe hacer es reproducir esta realidad sin embellecerla; cada ser u objeto tiene su belleza peculiar, que es la que debe descubrir el artista.


El arte comienza a derivar hacia un camino político, serán autores de militancia política concreta e incluso activa, lo que trasladan a su pintura como mecanismo de denuncia. Los pintores están más preocupados por la iconografía que por la técnica, pues siguen usando los mismos instrumentos que en el pasado, no innovan. Las espigadoras de Jean Francoise Mollet, representa la pobreza de unas mujeres campesinas inclinadas en el campo para recoger las sobras de los campos cosechados. Recoger lo que ha sido dejado después de la cosecha era visto como uno de los trabajos más denigrantes de la sociedad (existe la misma idea dentro de pasajes bíblicos). Aún así, Millet describe a las mujeres de forma heroica, de forma tal que son lo principal en la pintura. El cuadro no muestra mujeres de belleza idealizada, en actividades de ocioso o reposo, con ropajes elegantes y finos; no muestra paisajes épicos, luchas mitológicas o eventualidades naturales asombrosas. Es un campo común y corriente.

La Lavandera de Honoré Daumier retrata una mujer trabajadora y a la vez madre; de ella desprende el sufrimiento del trabajo agotador que las clases humildes desempeñan. Nuevamente se aprecia un cuerpo femenino robusto, fuerte, el reflejo de una heroína monumento a la honradez (según la ideología del socialismo); no hay rastros de feminidad idealizada. No se ve a una mujer gozando de los placeres de la vida, o desempeñando un trabajo que le cause dolor; no hay aristocracia ni en su entorno ni en su forma de vida.

Romanticismo

El Romanticismo como movimiento artístico surgió a finales del siglo XVIII debido a una corriente nacionalista que promueve la unión de los ciudadanos y los sentimientos de amor a la patria. Los artistas románticos se definen en su propia sensibilidad, mientras que los neoclásicos pretenden expresar valores universales. La pintura romántica representa valores emotivos a través de líneas suaves y ondulantes, de composiciones dinámicas, colores tenues y matizados; se abandonan los temas clásicos para abordar los inspirados en la historia nacional, en el pasado medieval y en las culturas del Lejano Oriente. El paisaje se retoma dentro de este movimiento cultural, debido a que la naturaleza representaba lo verdadero y genuino; los autores románticos despreciaban el materialismo burgués y celebraban el amor libre y el liberalismo en la política.


En el Romanticismo nos encontramos algunas actitudes artísticas ante la obsesión tanto por la dominación como por la sumisión femenina. El erotismo sirvió para identificar a la mujer con la naturaleza e imaginar la feminidad en sus facetas instintivas, enigmáticas, sexuales y destructivas. A partir de aquí el erotismo es el modo vital que tiene la muerte de presentarse y destruir la energía del varón. John Henry Fussli, pintor suizo nacionalizado inglés, retrata sus pesadillas, miedos y frustraciones; por lo que se considera un arte extremo en todos los sentidos. En su obra La pesadilla se observa una mujer sumisa, dejada a sus pasiones, su cuerpo femenino está bien contorneado, debajo de un fino vestido; además, se observan elementos que no se encuentran en otros periodos: un duende o diablo (mitología celta), un caballo con expresión humanizada.


La derivación de la imaginería de una feminidad seductora y devoradora elaborada por los pintores simbolistas hacia una ideología que identificó el cuerpo de la mujer con la naturaleza biológica, parte de una reacción contra el feminismo. Los modestos progresos logrados en Francia en la enseñanza y el empleo a finales del siglo XIX, provocaron una intensa retroacción antifeminista, que culminó en la batalla por el control de la natalidad. El clamor fue recogido por algunos artistas como los simbolistas creando una imagen estereotipada de la mujer y cuya fascinación y miedo giró en torno a la "mujer fatal"o la "mujer frágil" asociada con la debilidad y la inocencia.

Neoclasicismo

El Arte Neoclásico surgió en el siglo XIX como un movimiento estético que venía a reflejar los principios intelectuales de la Ilustración. Consistió en una reacción academicista y antirrococó que propugnó por un retorno a las formas plásticas tanto de la Antigüedad grecorromana como del Renacimiento; por lo que defiende la expresión serena y sosegada frente al realismo y expresionismo de la escultura barroca. Rechaza los efectos pictóricos, la teatralidad y el movimiento desbordado del Barroco; se evitan los fuertes contrastes de claroscuro y dotan a la representación de un modelado suave y de un acabado pulido y homogéneo. Interesa más la belleza puramente formal que la fuerza espiritual de la obra, por eso caen en la frialdad.


Los teóricos de estética de la época sostenían que el medio más apropiado para representar la figura humana era la escultura. La estatua desnuda en mármol era una expresión escultural del alma humana por su calma, permanencia y uniformidad de tono se consideraba un modelo especial mente idóneo para expresar los valores espirituales y materiales. Los artistas neoclásicos ignoraban o no comprendían totalmente la turbulencia y el conflicto expresados en los mitos griegos. En un primer momento lo femenino y sentimental se consideraba propio del Antiguo Régimen y se reprimía en aras del nuevo ideal; se hablaba de greco-femenina y romano-masculino.


Madame Recamier de José Chinard es una obra maestra del Neoclásico a lo que retrato se refiere. En esta escultura se observan características grecorromanas tales como el peinado, el giro del rostro, la fina tela que recubre los senos de la mujer. Lo que hace diferente a esta pieza es la expresión en el rostro del personaje, más que una cara de autoridad, es una cara de belleza idealizada que refleja dulzura, sensualidad, inocencia; sentimientos que no se ven en una matrona romana que suele ser retratada con el rostro levantando y la mirada fija en el espectador.

Barroco y Rococó

El Barroco más que un período artístico es un movimiento cultural que se extendió en la literatura, la escultura, la pintura, la danza y la música; el cual se enmarca en un contexto donde la Iglesia Católica tuvo que reaccionar contra los numerosos movimientos revolucionarios emergentes. Aparece entre el 1600 hasta el 1750. La figura humana desarrolla ampliamente el concepto de escorzo, por lo que, se libera la composición de normas rígidas. Los pintores barrocos se inspiraron en la naturaleza, no idealizándola, si no representándola con realismo y con toda su fuerza (reflejada en la luz y el color); la perspectiva aérea adquiere suma importancia, además, los planos superficiales son sustituidos por una visión profunda.

Dos variables sobre la figura femenina pueden destacar en este periodo: la representación de la vejez a través de la mujer como alcahueta y llena de vicios; y el cuerpo femenino obeso y flácido. El cuadro Las tres edades y la muerte de Hans Baldung Grien es un ejemplo, en esta escena la muerte calva, desdentada y con el vientre lleno de gusanos, agarra por el brazo a una vieja para llevársela, al tiempo que la vieja arrastra consigo a una joven malencarada y enjaezada con collares; a los pies de estas mujeres hay un bebé dormido, bajo la lanza rota de la Muerte.

En Las Tres Gracias de Paul Rubens observamos un grupo de mujeres retratadas en un momento determinado, se observa la dinámica de su pose en la elevación de los pies, en la curvatura de la espalda, en la posición de los brazos.Lo más interesante de este cuadro es la anatomía femenina de gran obesidad y carnes flácidas; contraria a los cánones renacentistas de belleza o a la perfección grecorromana. Con esto no se generaliza que los artistas barrocos tengan esta concepción de belleza femenina, Diego Velásquez por ejemplo, en su cuadro La Venus del espejo retrata una mujer de figura delgada, piel suave, tersa, jovial; provocativa y erótica; retrata la admiración propia de la belleza a través del espejo de la soberbia o de la lujuria.

El Arte Rococó nació en Francia y se desarrolla de forma progresiva entre los años 1730 y 1760. Este periodo se define por la preferencia a los colores luminosos, suaves y claros; predominan las formas inspiradas en la naturaleza, en la mitología, en la belleza de los cuerpos desnudos, en el arte oriental y especialmente en los temas galantes y amorosos. Se trata de un arte mundano que trata temas de la vida diaria y de las relaciones humanas; es un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual, integrando todas las artes: la arquitectura, la jardinería, la pintura, la escultura, el mobiliario, la cerámica, la tapicería y la orfebrería. Las indicaciones simbólicas sobre la lujuria y el amor sin frenos son múltiples en la pintura Rococó, denotan la clandestinidad como costumbre en las relaciones amorosas del siglo XVIII. Por tanto se aprecian formas curvilíneas, querubines para decorar y mitos de amor; paisajes con fiestas galantes y pastorales. La figura femenina destaca como delicada y ligera, siempre buscando la sensualidad, en una temática campestre que posteriormente fue galante, para culminar en el límite del libertinaje. En este periodo surge el amor cortés, donde la mujer es constantemente cortejada, acosada por el caballero que busca sus favores.
El Columpio de Jean Honoré Fragonard ejemplificar el contexto de este movimiento artístico. El cuadro presenta un exquisito tema galante donde un hombre mayor empuja el columpio de una dama que mueve su falda mientras un noble observa la escena desde abajo. Es más que obvio que ella seduce y participa en actividades prohibidas; se podría decir que existe un paralelismo entre el vaivén del columpio y la volubilidad del amor femenino. Se deben observar las figuras mitológicas que decoran el jardín, el manejo de la luz que entra por las ramas, y en general, el lugar campestre donde se ubica la escena.

Renacimiento y Manierismo

El Renacimiento es un movimiento de revitalización cultural que se produjo en Europa Occidental en los siglos XV y XVI; planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, el interés por las artes, la política y las ciencias, cambiando el teocentrismo medieval por el antropocentrismo renacentista. El desnudo femenino deja de ser pura, desinteresada, limpia y ensalzadora exaltación de la mujer, concebida por sí misma o con los atributos de Eva o Venus, para convertirse en heroína erótica orientadora del acto carnal inmediato, con lo que esos desnudos comienzan a ser galantes y frívolos. El Renacimiento supone con respecto a la situación de la mujer, un replanteamiento de su consideración a través de textos clásicos y religiosos. Se idealizó tanto hasta hacerla irreal.

La mujer renacentista utiliza el arte de la cosmética y dedica una especial atención a la cabellera que tiñe de un color rubio que a menudo tiende al rojo. Su cuerpo está hecho para ser exaltado por los productos del arte orfebre, que son a su vez objetos creados según cánones de armonía, proporción y decoro. El Renacimiento es un periodo de iniciativa y actividad para la mujer, que en la vida de la corte dicta las leyes de la moda y se adapta al boato imperante, pero no descuida el cultivo de la mente; participa activamente en las bellas artes y tiene habilidades discursivas, filosóficas y dialécticas. Más tarde el cuerpo de la mujer se muestra públicamente, con una expresión privada, intensa, casi egoísta, difícil de descifrar desde un punto de vista psicológico y a veces deliberadamente misteriosa.

Este cuadro renacentista de Miguel Angel nos presenta una mezcla de elementos artísticos. El vestido de la mujer es romano pero lleva una capa que sale de lo tradicional; su manera de sujetarse el cabello no es grecoromana, es más cristiana (por así decirlo). Sus brazos están contorneados, aunque el resto de su cuerpo se esconde debajo del ropaje (no se marcan sus senos), así mismo los personajes desnudos del fondo presentan una anatomía estudiada. Este cuadro tiene profundidad y diferentes planos entre los personajes, así como manejos de las sombras. Además, maneja elemntos arquitectónicos. Se puede ver como la figura femenina tiene un pergamino en su mano, algo llama su atención según indica su mirada. Su pose no parece provocativa.

La pintura Manierista tiene sus bases en la obra de Rafael y de Miguel Angel, quienes transmitieron el manejo del color y la línea dinámica. Después de 1533, la pintura deriva hacia un estilo cortesano, donde lo artístico se convierte en ornamentación o artificio, y la forma no constituye parte de la estructura de la obra, si no aparece superpuesta como revestimiento o decoración externa. Es claro que el cuerpo femenino ha tenido una evolución a través de la historia humana y del arte. Su adoración pasó de rito religioso a exaltación puramente de la belleza. Su cuerpo pasó de ser un símbolo teológico a un ideal armónico de sensualidad. Así mismo su rol dentro de la sociedad ha evolucionado y seguirá haciéndolo a través de los posteriores movimientos artísticos; pasará de simple musa a creadora de arte.


La Venus de Urbino de Tiziano retrata una joven consciente y orgullosa de su belleza y su desnudez, no existe ningún elemento que provoque la sensación de un distanciamiento "divino". Ella mira de un modo dulce, cómplice y decidido al que la observa mientras su mano izquierda se apoya sobre el pubis. Las flores resaltan el aura de erotismo ya reforzada por la luz casi dorada que ilumina al cuerpo. El color claro y cálido de cuerpo produce una impresión de sensual indolencia, realzada en el contraste con el oscuro del fondo y el colchón. La fuga de perspectiva se dirige hacia la derecha y está acentuada por las criadas figuradas totalmente vestidas y con tonos fríos que aportan una cuota de realismo, la presencia de la columna y el árbol en el punto de fuga, y los sucesivos planos iluminados y sombreados que se resaltan en las baldosas. Tiziano innova al exponer la voluptuosidad merced al tratamiento resuelto del desnudo y a la gran pureza formal del conjunto.

Gótico

El arte gótico es un estilo que se desarrolló en Europa occidental durante los últimos siglos de la Edad Media. Se tiende a aumentar el realismo y naturalismo, aproximándose a la imitación a la naturaleza; la representación de los personajes religiosos ahora en un plano más humano que divino, dejándoles demostrar emociones (comunicación emotiva entre el Niño y la Virgen, expresión suavizada, contacto físico). La perspectiva no está desarrollada todavía. Existe una mayor familiaridad con el desnudo, pero considerándolo como un hecho accidental y no como la verdadera e ideal contextura del cuerpo humano. En todo caso, el desnudo mostraba la línea deseable en la mujer: delgada, de pechos menudos y vientre prominente tal como se muestra en la figura. En cuanto a las mujeres con vestido, la moda de aquella época provocaba una deformación de la anatomía de la mujer, tal como se aprecia en El matrimonio Arnolfi donde un corpiño muy ajustado estrecha el pecho de la mujer, elevándolo y creando un abombamiento del vientre y las caderas. Un dato interesante que se encontró, es las prostitutas (obviamente relacionadas con el mundo maligno) aparecen con el pelo revuelto; mientras que las doncellas llevan trenzas.


Madonna con ángeles y San Francisco

El arte gótico propiamente dicho coincide en el tiempo con la plenitud y la crisis medievales. El gótico coincide con el máximo desarrollo de la cultura urbana donde aparece la burguesía, las universidades y el florecimiento de las órdenes religiosas, así como los pavorosos espectáculos de la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años. Se ha dicho que la pintura gótica tiene su espacio propio en los grandes vitrales de les Catedrales y en las miniaturas policromas de los libros, pero atendiendo a la pintura propiamente dicha, esta subsistió en los retablos, en las tablas pintadas que forman los frontales o los laterales de los altares y en los muros de las capillas laterales. En el siglo XV, la pintura gótica se diferencia en dos estilos: el estilo internacional, en el que se fusionan características del gótico lineal y la pintura trecentista; y el estilo flamenco, cuya principal innovación es la técnica de pintura al óleo, lo que permite un mayor colorido, sutileza y detallismo.

Eva, Genter altar

Era Cristiana

Se denomina Arte Paleocristiano al desarrollado en las primeras comunidades cristianas de los siglos II y III, hasta la caída del Imperio Romano de Occidente. Las principales manifestaciones de este arte van a ser dos: la arquitectura eclesiástica y la pintura monumental que se va a plasmar a través de los mosaicos. Es muy factible que los artistas cristianos primitivos estuvieran más influenciados por las técnicas pictóricas orientales que por la cultura helenística.

La principal misión del arte de aquellos primeros años del cristianismo radicaba en hacer destacar la misión divina de Jesús, no su personalidad ni sus experiencias humanas. Las primeras representaciones del arte paleocristiano en su mayoría son pinturas monocromáticas realizadas con las técnicas del fresco, sobre un fondo blanco; son figuras estáticas, planas, sin paisaje.

La imagen mostrada es una ilustración de un momento crucial del Antiguo Testamento. El cuerpo de Eva es plano, a pesar de que está desnudo no muestra lo genitales y sus senos no están marcados (no hay simbolismo de fecundidad o abundancia alimentaria, no existe la Gran Diosa); su silueta es natural en proporciones reales. Su rostro no está definido, pues se trata de la representación de un concepto no de una individualidad como tal, ni de perfección o de belleza estilizada. Los elementos naturales que aparecen es por ser indispensables para contar la historia, no tanto porque haya intensión de dibujar un paisaje. En general las figuras humanas representadas son símbolos cristianos, no personas ricas ni famosas que deseaban un retrato como en la cultura romana.

Debido al cristianismo emergente en occidente, los temas del arte fueron puramente religiosos como se ha mencionado, es por eso que la figura femenina se limita a las madonas, a Eva o a mujeres involucradas dentro de pasajes bíblicos; la mujer no tiene rol o actividad relevante en este periodo de la historia. El cuerpo humano es muy importante ya que el mensaje divino se adquiere a través de él; pero el arte no realiza estudios anatómicos ni copias fieles de la realidad, sólo conceptos e ideas.

El Arte Bizantino no busca acentuar las características fisonómicas, si no plasmar la figura humana con hieratismo y solemnidad. La estética religiosa espiritualista bizantina encontró en la pintura y en el mosaico su mayor campo de expresión, centrándose en el primer caso en los iconos o representaciones de Cristo, de la Virgen, de los Santos y de los temas bíblicos, rechazando cualquier referencia al mundo sensible. Se debía captar el prototipo de la divinidad o la santidad; el artista utiliza un colorido diferente al de la realidad para aislar a la imagen del mundo; los personajes religiosos son representados inmóviles porque la verdad teológica es invariable; las figuras aparecen con proporciones deformadas, estilizadas y antinaturales, con el objeto de desmaterializarlas; incluso los elementos de la naturaleza, los pliegues de los ropajes, los objetos no sirven para situar la escena o añadir un efecto cotidianizador, sino que son reducidos a formas geométricas y estereotipadas.
La figura de la Virgen fue sometida a una clasificación según el mensaje simbólico que se pretendiera: como trono de Dios, como símbolo de maternidad, como Madre de Dios, señalando al niño como camino de salvación, jugando con el niño o amamantándolo. En la siguiente imagen se muestra una figura femenina de pie, con los brazos extendidos recordando a la Virgen orante de las catacumbas, pero se distingue de ella porque lleva fijado sobre el pecho un medallón con la imagen de Cristo Emmanuel. Los cuatro círculos y los brazos de María componen un triángulo invertido (símbolo de feminidad). La segunda pintura es una virgen que muestra el camino; se encuentra de pie, lleva sobre el brazo derecho al Niño bendecidor; su rostro es serio, su ropaje conservador porque cubre todo e cuerpo y no se observa relevancia en el peinado.

Esta por demás decir que no hay representaciones de cuerpos desnudos (no se muestra piel más allá de lo necesario); las siluetas femeninas no están estilizadas, no se indican rasgos sexuales ni se observa sensualidad en los dibujos. Como se mencionó, estás imágenes son planas y a pesar del detalle de la túnica este no nos indica movimiento o dinamismo alguno; las aureolas son importantes para denotar divinidad y comienzan a aparecer los ángeles.

El arte denominado Románico es el periodo que comprende toda la producción artística de Europa Occidental durante los siglos XI y XII. Durante este periodo y hasta el siglo XV, el régimen feudal es la organización social, política y económica de la Europa occidental. El feudalismo rompe la unidad, acarreando un fraccionamiento territorial y político y la existencia de numerosas costumbres y leyes de ascendencia germánica. Por primera vez desde la antigüedad aparece la escultura como elemento arquitectónico monumental. Paredes, cielos rasos, portales, columnas y capiteles no fueron simples elementos esculturales mudos; fueron los sitios en donde las imágenes talladas comunicaban su mensaje y tenían un significado. La escultura se caracteriza por una verdadera obsesión escatológica y la sociedad recibe el mensaje divino por medio de la figura humana, que ocupará un papel importante. Ésta aparece esquematizada, espiritualizada, envuelta en ropajes de pliegues simétricos y paralelos.

Evangelario de Oton II

Como se aprecia en las siguientes representaciones, la Virgen está sentada, de frente, con el Niño igualmente de frente y sentado sobre sus piernas en actitud de bendecir (a veces tiene un libro o el mundo en la otra mano). La Virgen más que la madre es el trono del Salvador y no existe comunica­ción expresiva entre madre e hijo. La pintura es plana, no se observa profundidad (obsérvese los pies de los Reyes Magos que parecen flotar, la columna central que está y no está en el fondo). Está claro que el desnudo se olvida y los cuerpos están cubiertos con mantos largos y pliegues rígidos que otorgan el volumen a las figuras junto con el juego de luces y sombras. La escultura claramente nos indica la expresión fría, fuerte y seria de los personajes; no hay contacto expresivo entre ellos. También se observan túnicas y pliegues rígidos. Ambas representaciones presentan el mismo simbolismo y espiritualidad, se podría decir que los gestos son ritualizados. Ninguna exagera o indica siquiera los rasgos sexuales de la figura femenina ni los estándares anteriores de belleza.

Orcival: La Iglesia de Notre Dame

Grecia y Roma

El arte griego floreció entre los siglos VII y II antes de Cristo; se caracteriza por su idealismo estético, proporcionalidad, equilibrio de los elementos y su interés por reflejar la expresividad genuina en la figura humana. La sencillez, el ritmo, la claridad y la unidad dominan todas sus formas artísticas; los griegos alcanzaron sus mayores logros en la cerámica, la escultura y la arquitectura. En los períodos arcaico y clásico, se representaban a los hombres desnudos, pero se prefería que las mujeres esculpidas aparecieran vestidas. Los artistas gozaban de bastante libertad en el momento de decidir los ropajes con que iban a cubrir sus estatuas. Fue en el periodo arcaico donde se empezó a observar pliegues detallados que ocultaban unos pechos robustos, una esbelta cintura y un muslo redondeado. En menos de dos siglos los escultores habían desarrollado técnicas y fórmulas que les permitían mostrar las figuras femeninas vestidas como mujeres vivas que llevasen ropajes de telas flexibles. La habilidad para conseguir un progresivo naturalismo es muy notable.

Ya para el periodo Helenístico el desnudo femenino era un nuevo tema en el arte griego. Es realizado con naturalismo no sólo de forma y detalles, sino también de acción. El cuerpo femenino empezó a apreciarse en el arte, tanto que su éxito casi eclipsó al desnudo masculino. Las siguientes esculturas son características de ambas transiciones descritas. En la primera observamos el movimiento del vestido, una tela muy fina y delgada típica de todas las ilustraciones griegas, se observa el cuerpo femenino (sobre todo los senos), se observan manos y pies mejor esculpidos que otras culturas (poseen formas naturales), así como expresión en el rostro. La segunda escultura es una mujer desnuda, con su cuerpo en una especie de “S” (muy común en los cuerpos griegos) y no con un pie adelante en señal de avance como los egipcios; con su mano sobre su pubis (ya sea en señal de modestia o en representación de la diosa Afrodita). Esta cultura representa mujeres ordinarias o diosas mitológicas. El ideal de belleza y perfección es muy particular.

La gloria de la escultura romana fue indudablemente el retrato. Éste tiene su origen en el arte etrusco, en el mundo griego helenístico y en las imágenes mayorum (máscaras en cera de los muertos que se guardaban en las casas para rendirles culto y sacarlas en procesiones). Los materiales más utilizados en el retrato fueron el bronce, el mármol, la piedra, pero se sabe que existían las de madera, yeso, terracota, bronce, oro, plata y marfil. En cuanto a las figuras femeninas, las más antiguas tienen sutil talle, acentuada nariz y barba saliente; las posteriores llegan a ser obesas y en el tocado y la caída del manto semejan presentar antecedentes de las matronas romanas.

Entre las diferencias con la escultura griega se encuentra los cuerpos femeninos sedentes; los peinados marcados con el pelo recogido hacia atrás y una especie de tupé sobre la frente (como en el retrato de la emperatriz Livia). Después el peinado se abulta y los rizos se hacen más amplios, por tanto, se acentúan los claroscuros y hay más movimiento, que se ve reforzado porque la cabeza comienza a girar (como en el retrato de Julia, hija de Tito). Los retratos buscan no sólo la apariencia física sino la vida íntima y la personalidad del retratado; no se encuentran idealizados, si no naturales. No se ven cuerpos femeninos desnudos.

En general la escultura romana enfatiza los acontecimientos históricos y las personalidades públicas, reforzando así su sentido propagandístico; llega ha alcanzar gran profundidad psicológica. Los relieves aparecen en los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas. La escultura expresa el poder del Estado, pero también hay una escultura privada en la que se representan los dioses protectores del hogar, y se copian las grandes obras del pasado, sobre todo griego. Durante la época romana se rompe el canon clásico y de composición griego; es decir que no se busca la perfección e idealización, si no una fiel copia de la realidad humana.


Egipto

En el valle del Río Nilo los primeros testimonios escultóricos antropomórficos son los pertenecientes a la cultura de la Predinastía Inferior, es decir, las universales figurillas femeninas que corresponden a la Gran Diosa Madre. Las figuras femeninas acompañaban a los muertos en sus tumbas al igual que en todo el universo como una promesa de resurrección. Como se aprecia en la esculturas siguientes, se representa el cuerpo sin exactitud, rezaltando los conceptos importantes como los son el triángulo púbico (decorado en líneas cruzadas, símbolo del Seno de la Diosa Madre) y los senos, que no están exagerados. Los cuerpos están desnudos, con los brazos en la cintura, algunas tienen piernas sólidas y adiposidades en los glúteos (llamadas Damas vigorosas) como símbolo de la abundancia alimentaria; son más toscas que el resto.

Primeras Representaciones

A principios de la época histórica (Imperio Antiguo) la instrucción estaba abierta a cualquier estrato social y se llevaba a cabo en Escuelas de tipo elemental; existía la instrucción propia para las mujeres. La mujer tenía derechos en la vida pública y desempeñaba todavía funciones culturales, tales actividades estaban condicionadas por el conocimiento de la escritura y el cálculo. A pesar de esto, su rol en la vida diaria se fue disminuyendo hasta que la civilización romana terminó por prohibir a las mujeres egipcias desempeñar tales funciones. La pintura egipcia se caracterizó por el perfil del cuerpo humano, donde cada miembro se entiende por separado; el espacio plano donde existe la superposición, los temas religiosos para honrar a los dioses; y sobre todo se observa una escala basada en el rango social para el tamaño de los personajes representados.

Los cuerpos femeninos son delgados, si acaso tienen el busto desnudo, con cabello largo y ojos delineados; suelen mostrar el vientre abultado en representación de la fecundidad. Se observan collares, pulseras, tocados para el cabello (aromáticos o listones de color rojo), flores en las manos, zapatos; dependiendo del estrato social. Si el disco solar se encuentra sobre su cabeza se trata de una diosa, si es una combinación zoomorfa también. En la escultura la esposa del faraón aparece de menor tamaño, aun que algunas lograron estar a la misma altura, pero las diosas gozan del mismo nivel que los varones. Contrario a la pintura, la escultura muestra formas naturales en proporción real, aunque no perfeccionada como otras culturas. Esta escultura en particular muestra dos diosas dando apoyo al faraón, los brazos pegados al cuerpo y la posición de andar como indica la tradición; los senos marcados como símbolo de su feminidad.

El faraón y su Familia

Tejedoras

Mesopotamia


Las esculturas realizadas por los pueblos mesopotámicos eran monolitos de tamaño pequeño, normalmente en posición orante. En este arte la figura humana jamás se representó desnuda y casi siempre era masculina. El relieve fue utilizado por los sumerios y acadios para relatar hechos históricos, pero alcanzó su máximo apogeo durante el imperio neobabilónico. Los asirios representaron en relieve escenas de cacería o guerra. En las esculturas sumerias destaca la rigidez, mientras que en el arte asirio predomina el uso del relieve en deterioro de la escultura en tres dimensiones. La producción escultórica sumeria incluye imágenes de dioses y diosas, de grandes personajes, pero sobre todo de fieles en actitud orante, con el cuerpo rígido, las manos cruzadas en señal de oración y los ojos muy abiertos contorneados en negro. Las figuras asirias son fáciles de reconocer por sus barbas, que terminan en un corte recto, y el pelo largo rizado; además llevan largas túnicas. Tal como se aprecia en las siguientes esculturas el cuerpo femenino es delgado, no se aprecian formas naturales debido a los ropajes de corte recto, ni exageraciones en su fisonomía; se aprecian perfectamente ojos delineados y brazos en posición orante. Es importante mencionar que se trata de diosas no de mujeres ordinarias.

Prehistoria

Estudios antropológicos nos dicen que la mujer prehistórica no estuvo sometida al varón, si no por el contrario, las comunidades de nuestros antepasados dependieron de su triple función como procreadora, organizadora y productora. Las pruebas arqueológicas evidencian que el primer Dios generador/controlador (hace unos treinta mil años) fue concebido y reconocido como mujer durante más de 20 mil años, y que no hubo más divinidad que la Gran Diosa. Es por eso que la figura femenina del arte paleolítico temprano se representaba desnuda, con atributos sexuales exagerados, obesa (como símbolo de fecundidad) y con el rostro desdibujado. A pesar de ser el mismo periodo, en la última fase del Paleolítico europeo se observa una evolución de la figura femenina. Como se aprecia en la estuatilla, las mujeres aparecen estilizadas con rostro y rasgos menos exagerados. Ambas esculturas son de piedra o marfil, encontradas desde Liberia hasta Francia.


Venus de Lespugue Venus estilizada de Buretj

Durante el periodo Mesolítico la figura humana se volvió el eje central de la pintura; en donde se representaban además figuras con extraordinario valor narrativo, intenso dinamismo vital. Repetidas veces se representan las luchas entre distintos bandos de arqueros, movidas y dinámicas escenas de caza, carreras de arqueros, danzas y escenas relacionadas con la agricultura y ganadería. Entre las manifestaciones más impresionantes se halla la de Cogul (Lérida), que representa una ceremonia en la cual un grupo de mujeres danzan con faldas alrededor de un hombre. Como se aprecia en esta pintura, la figura femenina no representa la fecundidad a través de vientres abultados u obesidad, si no, a través de senos exageradamente grandes; el cuerpo está vestido y no presenta formas naturales, más bien conceptos.

En el periodo Neolítico el arte se considera abstracto. Los seres naturales se convierten en meros símbolos que fijan la idea, el concepto; la figura humana se reduce a la ejecución de dos o tres trazos geométricos, generalmente se transforma en una línea vertical con círculos que representa las extremidades, o en un triángulo con dos puntos para indicar los ojos. La siguiente figura pretende demostrar esta evolución en la concepción y los trazos, sin embargo, no se encontraron imágenes propias de mujer.